Cristian Bautista

Debes comprender que en la muerte existen cinco elementos, los cuales desde pequeños se van aprendiendo y teniendo más claro el concepto de muerte. Estos son: Universal: Afecta a todos los seres vivos. Irreversible: Tras morir no se puede regresar a la vida ni revertir. Deja de funcionar: El cuerpo termina todas sus funciones por completo. Incontrolable: La muerte no depende nunca de lo que pensamos. Fin de la vida: No se sabe que sucede después de haber muerto, continua siendo un misterio. Ahora veamos como van aprendiendo y como puedes enseñarle a los pequeños sobre estos elementos que componen a la muerte. Hasta la edad de 6 años, tendrá un total desconocimiento de lo que significa la muerte y tendrá pensamientos mágicos al respecto, por ejemplo deseara que vuelva su ser querido o sentirá culpa por haber actuado o pensado de tal modo que eso fue la causa de su muerte. En los inicios de la adolescencia, aceptara elementos de la muerte, llegando a cuestionarse sobre su propia muerte y lo que sucede después de ella; pero a su vez tendrá temor a morir o a la muerte de sus seres queridos. Y a su vez ocultara estos sentimientos, ya que es una etapa de cambio e independencia y no quieren mostrarse vulnerables o incomprendidos por los demás. ¿Cómo podemos comunicárselo? Usted como madre o padre debe ser quien se lo comunique, sino es posible algún familiar o persona significativa; eligiendo un lugar seguro, donde deberá explicar lo sucedido y aclarar cualquier duda que tenga, como dejar que ambos expresen sus sentimientos. Ademas hay que evitar expresiones contraproducentes, ya que decirle <Se ha ido, se fue a dormir, etc..> solo crearan temores cuando algún familiar diga que se va o al irse a dormir tema por hacerlo. Al igual hay que incluirlo en los rituales de despedida, para poder explicarle lo que sucede; sabemos que es difícil hacerlo, ya que también les dolerá la perdida, pero esto también ayudara en que pueda expresarse sin temor a reproches. Suscríbete al blog * indicates required Email *

No siempre nos gusta lo que hace la pareja, por eso es necesario saber marcar límites, pero ¿Cómo podemos poner límites en mi pareja?

Si tengo un diagnóstico o síntomas de depresión es importante mantener ciertos hábitos de autocuidado para poder hacer frente a esta situación, algunos de estos son los siguientes: 1.- Inteligencia emocional: Aprender identificar lo que siente y buscar la manera de poder nombrarlo; en ocasiones el hablar no es suficiente o no encuentra las palabras para expresarlo, en casos así, el uso de la escritura o actividades que pueda realizar de una manera sana, donde no pueda hacerse daño, ni pueda hacerle daño a otros, como dibujar, escuchar música, bailar, pintar, hacer ejercicio, etc. 2.- Identificar, detener y cambiar pensamientos negativos: Estos pensamientos suelen ser automáticos, irracionales e intrusivos, pueden afectar el estado de ánimo de la persona, llevarla al aislamiento y a crear otros pensamientos que se vuelven una profecía, reafirmando lo que piensan negativamente: «Soy un desastre», «No puedo hacer nada bien», «No valgo para nada», etc. Es importante identificar este tipo de pensamientos que son generalmente irracionales, es decir, carecen de evidencia válida para afirmar esas ideas y son extremistas, generalmente con conceptos como: siempre, todo, nada, nunca, etc. Una vez identificado plantear nuevas alternativas, realistas y no extremistas. 3.- Pautas para el día a día. Sueño: Es recomendable que tenga un ciclo entre 6 y 9 horas de sueño, evitar acostarse tarde, y si desea tomar alguna siesta en el día, que sea breve para no alterar su horario de sueño. Alimentación: Busca mantener una alimentación saludable dentro de los rangos recomendables a tu edad, sexo, actividad física y características. Higiene: Optar por un proceso donde inicialmente, solo haga cambios de vestimenta, por ejemplo: pasar de la pijama a otra ropa; con esto dará paso a que tenga una hora especifica para poder ducharse y con un intervalo de días para hacerlo. Actividad física: Puede comenzar con breves caminatas ya sea con algún destino o para simplemente salir de casa o puede optar por actividades al aire libre. Lo ideal es siempre asesorarse con un profesional, en salud mental, nutrición y actividad física, sin embargo podemos seguir estas recomendaciones para comenzar a mantener hábitos saludables, estando o no con algún diagnóstico. Suscríbete al blog * indicates required Email *

Es normal sentir un poco de ansiedad ante situaciones nuevas o importantes, donde dudamos sobre como actuamos y de como nos verán los demás, por ejemplo, hablar con desconocidos, invitar a una persona, leer o dar una charla en publico, tener una primera cita, etc. Alguien con ansiedad social, ve esto a niveles elevados, siendo incapaces de hacerlo, generando un alto grado de malestar que puede llevar a la persona a evitar todas estas actividades sociales, ya sea huyendo de esa situación o aislarse por completo. Por ende esta evitación interfiere ante su rutina e interacciones, como lo laboral, académico o social, por temor a actuar de modo que sea humillante o embarazoso, donde se noten débiles, con la voz temblorosa, las manos sudadas, etc. Teniendo grandes consecuencias, como bajo rendimiento académico o laboral o renunciar por completo. ¿Cómo se manifiesta? Fisiológico: Sudoración, palpitaciones, rubor, temblor, molestias estomacales, etc. Conductual: Tendencia a huir, evitación, medidas que toma la persona para protegerse, como ocultar sus manos o usar prendas oscuras donde no se note la sudoración, etc. Cognitivo: Pensamientos, ideas o creencias negativas y con consecuencias catastróficas. ¿Cómo vencerlo? Para esto se debe cambiar los pensamientos que se tienen, eliminando las conductas de seguridad y evitación, afrontando las situaciones sociales. Es recomendable la Terapia Cognitiva Conductual Suscríbete al blog * indicates required Email *