La violencia en el noviazgo es más común de lo que podemos llegar a pensar, ya que hay varios tipos de violencia, no sólo existe la violencia física como golpes, empujones, rasguños, etc. La violencia se puede manifestar de diferentes maneras desde gritos, hacer sentir mal a la persona, disfrutar herir a la pareja, intimidar, infidelidades, etc. Cuando se presentan esas situaciones estamos hablando de violencia psicológica, la seguridad y la autoestima de la persona se ven afectadas, las cuales pueden tener graves consecuencias, generando trastornos de depresión y ansiedad.
En ocasiones, las personas externas a la relación suelen decir «¿por qué no terminan?» cuando en realidad no es así de sencillo, algunas personas tienden a crear dependencia emocional y no ven lo malo en su pareja. Estas personas son quienes logran detectar que que algo no va bien, pero la victima no es capaz de verlo, tiende a justificar todo, además llega a sentir tanta inseguridad que cree que es lo que merece o no encontrara a alguien mejor.
Hay que mencionar que la violencia y la agresividad son cosas distintas. La agresividad es una respuesta más adaptativa que todos tenemos, reaccionamos así cuando sentimos que estamos en peligro, mientras que la violencia se tiene toda la intención de hacer daño.
Para identificar la gravedad de las conductas violentas, hoy en día hay algunas herramientas como el violentometro que suele ser de utilidad. Pero, en ningún caso la violencia es justificable, siempre se puede pedir ayuda, el acudir a terapia psicológica ayuda a desarrollar algunas habilidades para enfrentar situaciones así. Existen algunas instituciones que se dedican a tratar casos de este tipo, proporcionan atención psicológica y asesoría legal gratuita.